domingo, 23 de mayo de 2010

El mamporrero.

La victoria de anoche del Inter de Milan me sento tan mal como si el exito hubiera sido del Real Madrid. No se si por la envidia cochina de escuchar el himno de la Champions una vez mas sabiendo que este anyo nos hemos quedado a dos velas en Europa, si por los celos consumientes de ver a Eto'o levantar su segunda Copa de Europa seguida (ahi la cagaste, Pep, perdona que te diga) o si por tener que sufrir una vez mas en la pantalla el rictus de fado indigesto del otrora traductor de Sir Bobby Robson y sus numeritos acrobaticos, sus lagrimas de cocodrilo (y basicamente su cara de gilipollas). No lo se. Lo cierto es que haber visto a Raul levantando esa Copa anoche no me hubiera pateado el estomago tanto como ver al portugues reflejando su barba de 3 dias en el metal de la "orejuda".
Y hay dos razones para ello: Una. Como amante del futbol, del futbol bien jugado del Barsa, hasta del futbol a la heroica de la Cofradia del Clavo Ardiendo, incluso del futbol de desesperacion del Cadiz, me parece un insulto a este anciano deporte que gane un tipo que saca al campo a sus equipos con una sola premisa: Nada de emocionar a miles de fans. Nada de enganchar a los ninyos al balompie desde la mas tierna infancia. Nada de arte ni pasion. Nada. El balon, ni tocarlo, que ya ganaremos. Y le sale bien. Increible. Inexplicable. Inaudito.
Y dos. Saber que el resultadista del pelo cano y el gesto torcido, este chuleta que debe pasar tantas horas delante del espejo como de la libreta, este desagradecido que escupe en las manos de los que se lo dieron todo, este, se va a plantar en Florenlandia en cuestion de dias y nos van a meter Mourinho por el buche como a los gansos cuando los hacen pate.
Nos lo vamos a pasar de puta madre la proxima temporada con las gracietas de este impresentable al que el bueno de mi padre (otro cule sufrido como servidor) llamaba en sus tiempos de traductor "El Mamporrero".