La España de Berlanga

No quiero que esto se acabe convirtiendo en la pagina de esquelas del Diario de Cadiz, pero es que se empeñan en quitarse de enmedio todos aquellos que en algun momento de mi vida me han ofrecido inspiracion. Tengo mi libro de gustos lleno de muertos pero tampoco es menos cierto aquello que dijo una vez un periodico frances de que un hombre nunca muere hasta que deja de ser recordado, y yo quiero aportar mi granito de arena para que nunca olvidemos a aquellos que pasaron por el mundo intentando hacernos mejores, mas listos y mas inteligentes.
El ultimo en engrosar la lista de vecinos del Patio de las Malvas ha sido Berlanga, el genial cineasta valenciano que ya dejo para la historia peliculones de la talla de Bienvenido Marshall, Placido, El Verdugo, La Escopeta Nacional, La Vaquilla...
No se han visto nunca en medio de una reunion de amigos o familiares en la que se he practicado el muy espanol deporte de hablar todo el mundo a la vez sin que una sola persona escuche y alguien ha dicho "joder, esto parece de una pelicula de Berlanga?" Pues si- el anarquico director valenciano retrato como nadie, con una inteligencia y poca verguenza unicas, esta España nuestra en la que todos gritamos pero ninguno nos prestamos atencion y en ello radico su fuerza como cineasta. La proxima vez que vean La Escopeta Nacional, piensen si no han visto escenas como esas en el mismo salon de su casa.
En este pais de Mourinhos, Pajines, Cospedales, Rajoys y Aznares, Salvames, Intereconomias, Roucos y Varelas y presidentes corriendo en mallitas ajustadas, cada vez que desaperece un genio como Berlanga es como un clavo mas que se clava en el ataud de nuestra mediocridad imparable.
Berlanga fue el pintor de la España mas real y al mismo tiempo la mas surrealista, como esa España real y surrealista  en la que el mayor monumento al fascismo existente en Europa, construido por un dictador sanguinario y terrorista en un Valle de sudor, lagrimas y sangre sigue abierto al fiel, al visitante y al turista ,y al que se acaban de destinar nada mas y nada menos que 100.000 euros directamente de su bolsillo, querido lector, para obras de restauracion. De pelicula de Berlanga, vamos.